Despues, la furgoneta nos dejó en la estación más alta de Sri Lanka (1981 m.), donde el mismo tren panorámico nos debería llevar a Ella.
Llego con 45' de retraso, y sin 1ª clase donde sentarnos. Aun así, accedimos al vagón panorámico, negociando precio con el jefe del vagón. Necesitabamos ir sentados durante las casi 3 horas que duraba el trayecto, así que perfecto. Además, con lo que le gusta a Roberto ir disfrutando del paisaje en todo momento (y qué paisaje !!!).
Llegamos a Ella y nos alojamos en un sitio muy recomendable. Las vistas, la habitación, pero sobre todo la amabilidad de Prassana, el joven dueño del alojamiento, hizo de este sitio, un autentico lujo (por no hablar del pedazo plato de spaguettis que se comió Susana, y que el propio Prassana cocinó para nosotros).
El objetivo en Ella era descansar, asi que nos pusimos en manos de especialistas y nos dimos un masaje ayurvedico de 2 horas, del que salimos como nuevos. Una gran experiencia (otra). Objetivo cumplido.
NOTA: No podemos subir fotos, ya que el ordenador no me reconoce el USB. En cuanto demos con un equipo 'moderno', actualizaremos esta entrada.
