La subida se hace dura. Menos escalones que en Mihintale, alrededor de 1200, pero mas verticales y con sensacion de vacio en todo momento. Menos mal que a mitad de la subida, nos encontramos con una de las joyas de este pais: las doncellas de Sigiriya. Se trata de 22 pinturas de doncellas que se conservan del antiguo palacio. Alucinante la perfeccion de los rasgos de la cara y del cuerpo. Justo despues, y lo que servia como 'entrada' al palacio, son estas patitas de lindo gatito entre las que habia que pasar. Una vez arriba, ruinas del antiguo palacio, y unas vistas que quitaban el hipo.
La primera sensacion que nos dio el templo de Dambulla fue como si de un restaurante chino se tratara, todo muy 'Disney-oriental'. Sin embargo, tras otro monton de escaleras, llegamos a lo que llaman el Golden Temple, un conjunto de 5 cuevas excavadas en la roca, que hace un monton de annos, las convirtieron en templos, pero a lo grande. No 1 budita, sino 50 budas en una misma cueva y, en algunos casos, junto a dioses hindues y reyes singaleses de la epoca. Impresiona.
Una vez alojados y duchados en Kandy, y como a esas horas de la tarde-noche, no teniamos mejor plan, asistimos a un espectaculo de folclore local. Que horror !!! con faquires incluidos, bailes con mascaras,... y murcielago sobrevolando el escenario. Suprimible. De ahi, corriendo a ver una de las obligaciones de todo budista, al menos una vez en su vida. Se trata del Templo del Diente de Buda, porque se supone que custodia el diente de Buda. Cientos de personas acuden con ofrendas, rezan en familia, y es flipante como lo sienten. El diente te lo tienes que imaginar, ya que lo tienen tan custodiado que no se ve.
Tras un paseo bordeando el lago, con la isla del harem justo en el centro, pusimos rumbo al alojamiento.
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